Enfoque médico
Detección
El diagnóstico de cólera se confirma aislando las bacterias a partir de muestras de fluido procedentes del recto o de materia fecal fresca. Ya que la bacteria 'Vibrio Cholerae' no crece en los cultivos rutinarios de materia fecal, se debe solicitar un cultivo especial para los microorganismos Vibrio.
Tratamiento
El cólera es una enfermedad que se trata fácilmente. La mayoría de los casos pueden tratarse de forma satisfactoria mediante la pronta administración de sales de rehidratación oral (SRO). El sobrecito estándar de SRO de la OMS y el UNICEF se disuelve en 1 litro de agua salubre. Los pacientes adultos pueden necesitar hasta 6 litros de SRO para tratar una deshidratación moderada en el primer día.
Los enfermos con deshidratación grave corren el riesgo de sufrir choque y necesitan la administración rápida de líquidos intravenosos. Un adulto de 70 kg necesitará al menos 7 litros de líquidos intravenosos, más SRO durante el tratamiento. Los pacientes también deben recibir antibióticos apropiados para acortar la duración de la diarrea, reducir el volumen de líquidos de rehidratación necesarios y reducir la magnitud y duración de la excreción fecal de V. cholerae.
No se recomienda la administración masiva de antibióticos porque no surte efecto sobre la propagación del cólera y contribuye a producir resistencia bacteriana.
El acceso rápido al tratamiento es esencial durante los brotes de cólera. La rehidratación oral debería estar disponible en la comunidad, pero además son necesarios centros de mayor nivel en los que se puedan administrar líquidos intravenosos y ofrecer atención durante las 24 h del día. Con un tratamiento rápido y apropiado, la tasa de letalidad debe ser inferior al 1%.
Prevención
Mediante campañas de educación sanitaria adaptadas a la cultura y creencias locales, debería promoverse la adopción de prácticas higiénicas adecuadas como el lavado de las manos con jabón, la preparación y conservación seguras de los alimentos y la eliminación segura de las heces de los niños. Las prácticas funerarias de las víctimas del cólera deben adaptarse para prevenir la infección entre los asistentes. Asimismo, hay que fomentar la lactancia materna.
Además, durante los brotes deben organizarse campañas de concienciación e informar a la comunidad de los síntomas y signos de la enfermedad, de las precauciones para evitarla, de cómo y cuándo notificar los casos, de cómo buscar tratamiento en cuanto aparezcan los síntomas y de dónde se encuentran los centros aptos para tratar los casos.
Detección
El diagnóstico de cólera se confirma aislando las bacterias a partir de muestras de fluido procedentes del recto o de materia fecal fresca. Ya que la bacteria 'Vibrio Cholerae' no crece en los cultivos rutinarios de materia fecal, se debe solicitar un cultivo especial para los microorganismos Vibrio.
Tratamiento
El cólera es una enfermedad que se trata fácilmente. La mayoría de los casos pueden tratarse de forma satisfactoria mediante la pronta administración de sales de rehidratación oral (SRO). El sobrecito estándar de SRO de la OMS y el UNICEF se disuelve en 1 litro de agua salubre. Los pacientes adultos pueden necesitar hasta 6 litros de SRO para tratar una deshidratación moderada en el primer día.
Los enfermos con deshidratación grave corren el riesgo de sufrir choque y necesitan la administración rápida de líquidos intravenosos. Un adulto de 70 kg necesitará al menos 7 litros de líquidos intravenosos, más SRO durante el tratamiento. Los pacientes también deben recibir antibióticos apropiados para acortar la duración de la diarrea, reducir el volumen de líquidos de rehidratación necesarios y reducir la magnitud y duración de la excreción fecal de V. cholerae.
No se recomienda la administración masiva de antibióticos porque no surte efecto sobre la propagación del cólera y contribuye a producir resistencia bacteriana.
El acceso rápido al tratamiento es esencial durante los brotes de cólera. La rehidratación oral debería estar disponible en la comunidad, pero además son necesarios centros de mayor nivel en los que se puedan administrar líquidos intravenosos y ofrecer atención durante las 24 h del día. Con un tratamiento rápido y apropiado, la tasa de letalidad debe ser inferior al 1%.
Prevención
Mediante campañas de educación sanitaria adaptadas a la cultura y creencias locales, debería promoverse la adopción de prácticas higiénicas adecuadas como el lavado de las manos con jabón, la preparación y conservación seguras de los alimentos y la eliminación segura de las heces de los niños. Las prácticas funerarias de las víctimas del cólera deben adaptarse para prevenir la infección entre los asistentes. Asimismo, hay que fomentar la lactancia materna.
Además, durante los brotes deben organizarse campañas de concienciación e informar a la comunidad de los síntomas y signos de la enfermedad, de las precauciones para evitarla, de cómo y cuándo notificar los casos, de cómo buscar tratamiento en cuanto aparezcan los síntomas y de dónde se encuentran los centros aptos para tratar los casos.
Vacunas anticoléricas orales
Actualmente se dispone de tres vacunas anticoléricas orales precalificadas por la OMS: Dukoral®, ShancholTM y Euvichol®. Las tres requieren dos dosis para lograr una protección plena5.
Dukoral® se administra con una solución tamponada que, en el adulto, necesita 150 ml de agua salubre. Como el acceso al agua salubre suele tener limitaciones en zonas con epidemias de cólera, Dukoral® se utiliza sobre todo para los viajeros. Esta vacuna proporciona una protección anticolérica del 65%, aproximadamente, durante 2 años.
ShancholTM y Euvichol® son básicamente la misma vacuna, producida por dos fabricantes distintos. Su administración no necesita una solución tamponada, lo que facilita la administración a un gran número de personas en contextos de emergencia. El intervalo entre las dosis de estas dos vacunas debe ser como mínimo de 2 semanas. No obstante, una sola dosis conferirá una cierta protección, y la segunda dosis puede administrarse más tarde.
Las personas vacunadas con ShancholTM o Euvichol® tienen una protección contra el cólera de aproximadamente un 65% durante un periodo de hasta 5 años tras la vacunación en zonas endémicas. La reducción de la circulación de V. cholerae en la población debido a la disminución del número de personas con cólera reduce aún más el cólera en la población (la llamada protección colectiva).
En 2013 la OMS estableció una reserva de 2 millones de dosis para uso en el control de los brotes y las emergencias, que es gestionada con Grupo Internacional de Coordinación, integrado por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, Médicos sin Fronteras, la OMS y el UNICEF.
Fuera de las emergencias, las vacunas están disponibles a través del Grupo Especial Mundial para el Control del Cólera (véase el apartado siguiente: Respuesta de la OMS). En estos contextos, las vacunas anticoléricas orales se utilizan como parte de un plan de control del cólera a más largo plazo que incluye el fortalecimiento de otros aspectos del control de la enfermedad. En los países que cumplan los criterios requeridos, el apoyo financiero para las vacunas es proporcionado por Gavi, la Alianza para las Vacunas.
Hasta el 21 de junio de 2017 se han enviado más de 11 millones de dosis de vacunas anticoléricas orales con la ayuda de la OMS, con el fin de utilizarlas en campañas masivas de vacunación. Estas campañas se han llevado a cabo en zonas donde se han producido brotes y en las de mayor vulnerabilidad debido a crisis humanitarias, así como en zonas donde la enfermedad es muy endémica o desde donde se puede propagar a otros lugares. Las solicitudes y envíos de vacunas se han duplicado cada año.
El uso de las vacunas anticoléricas orales ha posibilitado la recopilación de datos que demuestran la eficacia y viabilidad de las campañas de vacunación anticolérica oral como instrumento de salud pública que protege a las poblaciones en riesgo de padecer la enfermedad.
Actualmente se dispone de tres vacunas anticoléricas orales precalificadas por la OMS: Dukoral®, ShancholTM y Euvichol®. Las tres requieren dos dosis para lograr una protección plena5.
Dukoral® se administra con una solución tamponada que, en el adulto, necesita 150 ml de agua salubre. Como el acceso al agua salubre suele tener limitaciones en zonas con epidemias de cólera, Dukoral® se utiliza sobre todo para los viajeros. Esta vacuna proporciona una protección anticolérica del 65%, aproximadamente, durante 2 años.
ShancholTM y Euvichol® son básicamente la misma vacuna, producida por dos fabricantes distintos. Su administración no necesita una solución tamponada, lo que facilita la administración a un gran número de personas en contextos de emergencia. El intervalo entre las dosis de estas dos vacunas debe ser como mínimo de 2 semanas. No obstante, una sola dosis conferirá una cierta protección, y la segunda dosis puede administrarse más tarde.
Las personas vacunadas con ShancholTM o Euvichol® tienen una protección contra el cólera de aproximadamente un 65% durante un periodo de hasta 5 años tras la vacunación en zonas endémicas. La reducción de la circulación de V. cholerae en la población debido a la disminución del número de personas con cólera reduce aún más el cólera en la población (la llamada protección colectiva).
En 2013 la OMS estableció una reserva de 2 millones de dosis para uso en el control de los brotes y las emergencias, que es gestionada con Grupo Internacional de Coordinación, integrado por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, Médicos sin Fronteras, la OMS y el UNICEF.
Fuera de las emergencias, las vacunas están disponibles a través del Grupo Especial Mundial para el Control del Cólera (véase el apartado siguiente: Respuesta de la OMS). En estos contextos, las vacunas anticoléricas orales se utilizan como parte de un plan de control del cólera a más largo plazo que incluye el fortalecimiento de otros aspectos del control de la enfermedad. En los países que cumplan los criterios requeridos, el apoyo financiero para las vacunas es proporcionado por Gavi, la Alianza para las Vacunas.
Hasta el 21 de junio de 2017 se han enviado más de 11 millones de dosis de vacunas anticoléricas orales con la ayuda de la OMS, con el fin de utilizarlas en campañas masivas de vacunación. Estas campañas se han llevado a cabo en zonas donde se han producido brotes y en las de mayor vulnerabilidad debido a crisis humanitarias, así como en zonas donde la enfermedad es muy endémica o desde donde se puede propagar a otros lugares. Las solicitudes y envíos de vacunas se han duplicado cada año.
El uso de las vacunas anticoléricas orales ha posibilitado la recopilación de datos que demuestran la eficacia y viabilidad de las campañas de vacunación anticolérica oral como instrumento de salud pública que protege a las poblaciones en riesgo de padecer la enfermedad.
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